Hoy me llamaste princesa. No por mi nombre, no. Princesa. Esa palabra que tanto anhelaba que lo
nombraras refiriéndote a mí. En este caso, princesa no me recuerda a un contexto monárquico,
si no a una mujer que aprecias, guapa, dulce. Y esta tarde lo has dicho. Me has llamado
princesa.
Esa palabra que juega tanto con la ilusión, como esta haciendo ahora. Y que juega con
el dolor, porque a veces no puedo más con este vaivén, con este amor efecto boomerang, porque
hoy me llamas princesa, pero puede que mañana para ti no exista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario